Deflación de series monetarias

La deflación de series monetarias consiste en eliminar el efecto que los cambios en los precios de los bienes tienen sobre las series de valores.


Cuando queremos conocer la evolución de una serie de valores a lo largo del tiempo, por ejemplo, beneficios de una empresa, producción de una industria, salarios de los empleados de una empresa, ingresos de los hogares, etc., nos encontramos habitualmente con los valores están en unidades monetarias de cada periodo, esto es, los valores se refieren a unidades monetarias corrientes. Esto va a hacer que los valores no sean directamente comparables puesto que las alteraciones de los precios de un periodo a otro confieren distinto poder adquisitivo a las unidades monetarias. En otras palabras, el efecto de la inflación (o deflación) modifica la capacidad de compra del dinero.

Para conocer los cambios reales experimentados por la serie a lo largo del periodo de interés tendremos que expresar todos los valores de dicha serie en unidades monetarias de un mismo periodo, es decir, en unidades monetarias constantes.

Los valores expresados en unidades monetarias corrientes se conocen como valores nominales.
Los valores expresados en unidades monetarias constantes se conocen como valores reales.

El paso de una serie de unidades monetarias corrientes a unidades monetarias constantes de denomina deflación. Para deflacionar una serie basta con dividir la serie original por un índice de precios adecuado que elimine la influencia de los precios. Este índice recibe el nombre de deflacionador. (Aunque la denominación correcta en castellano es deflacionador, y la acción, deflacionar, es habitual en los medios de comunicación, e incluso en los medios académicos, utilizar el anglicismo deflactor y deflactar, respectivamente).

¿Cuál es el índice de precios más adecuado para deflacionar una serie? En principio, lo más aconsejable es utilizar el índice temático en el que se pueda encuadrar la serie a deflacionar. En este sentido, es habitual utilizar el Índice de Precios de Consumo (el general o alguna de sus componentes) para deflacionar series que de un modo u otro tengan que ver con el "coste de la vida": salarios, beneficios y dividendos obtenidos por las familias, gastos de vivienda, ... Asimismo, se utilizará el Índice de Precios Industriales (el general o alguna de sus componentes) para deflacionar series de beneficios empresariales, inversión en bienes de equipo, capital fijo, ...

Con todo, existe un deflacionador que por su naturaleza recogería la evolución global de los precios de una economía, el denominado deflacionador implícito de PIB, obtenido como cociente entre el PIB a precios corrientes y el PIB a precios constantes:

La Contabilidad Nacional Trimestral de España (Instituto Nacional de Estadística) proporciona el deflacionador implícito del PIB, tanto global como por sus componentes por el lado de la demanda (consumo público, consumo privado, formación bruta de capital, exportaciones e importaciones) y de la oferta (agricultura, construcción, industria y servicios). La compleja y, en cierto modo, "oscura" elaboración de la Contabilidad Nacional, el carácter trimestral de estas series y la demora en su publicación (así como sus revisiones hasta darse como definitivas) empañan las virtualidades de las mismas, lo que hace que su uso como deflacionadores y como medidas de la inflación sea limitado. De hecho, es el Índice de Precios de Consumo el deflacionador más habitual y su tasa de variación interanual la medida de inflación por antonomasia; su elaboración más "transparente", su mayor agilidad, periodicidad y rapidez en su publicación avalan esta elección.

Por otro lado, existe una discusión teórica de un valor limitado sobre cuál sería el tipo de indicador más adecuado en la deflación. Consideremos una serie de valores tanto en términos nominales como reales:

Como se puede ver a continuación, utilizando el Índice de Laspeyres como deflacionador no se obtiene la serie en valores reales:

En cambio, esto si ocurre si se utiliza el Índice de Paasche:

Entonces el índice que realmente permite transformar los valores nominales en valores reales es el índice de precios de Paasche. Ahora bien, obsérvese la limitación de los resultados anteriores, ya que sólo son válidos en el supuesto de que los bienes, y sus cantidades, incluidos en el índice sean los mismos que conforman la serie de valores. Esta limitación, junto con el hecho de que en pocas situaciones se dispone de un índice de precios de Paasche, debido a su complicada elaboración, hace que en la práctica se utilice un índice de precios de Laspeyres.

La hoja adjunta incluye la deflación del salario mínimo interprofesional a partir del Índice de Precios de Consumo.