Vertere (Número 4 – Año 2002)
ISBN: 84-95099-48-9 – Nº 4/2002
EDITAN Y EVALÚAN Diputación Provincial de Soria y
Ediciones Universidad de Valladolid (EDUVA)
LIBORIO HERNÁNDEZ GUERRA
BEATRIZ ANTÓN MARTÍNEZ
José María Suárez
Disertación sobre las medallas y monedas antiguas
La presente monografía es un buen ejemplo de estudio interdisciplinar. Un documento latino del siglo XVII sobre el Numisma y la Numismática ha permitido, por una parte, hacer una introducción al texto latino y, sobre todo, una traducción y, por otra, un estudio preliminar sobre la Numismática antigua, que viene a confirmar el interés en esa época sobre esta disciplina como ciencia auxiliar de la Historia Antigua. Una de las formas para la reconstrucción del pasado son los testimonios que se han conservado en otros tiempos, puesto que todavía hay numerosas fuentes escritas, depósitos documentales, que ayudan a realizar constataciones con las grandes líneas de la Historia General.
La introducción al texto latino, la traducción y las notas han sido hecha por la Profesora Beatriz Antón Martínez, especialista en Filología latina, mientras que el estudio preliminar y la transcripción lo realizó el Profesor Liborio Hernández Guerra, especialista en Historia Antigua, lo cual permite a investigadores y estudiosos de ambas disciplinas tener un documento de una gran importancia y trascendencia.
Materia destacada Thema: | CFP : Traducción e interpretación | |
Materia destacada IBIC: | CF : LINGÜISTICA | |
Materia IBIC: |
WCF Monedas, billetes, medallas y sellos (numismática) |
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LIBORIO HERNÁNDEZ GUERRA se doctoró en Historia Antigua por la Universidad de Valladolid y amplió estudios en Francia e Italia, gracias a becas Erasmus y postdoctorales. Ha impartido docencia como Profesor de Bachillerato en diversos Institutos y Profesor Titular de Historia Antigua en la Universidad de Valladolid.
Su obra científica, que cuenta con varias monografías y numerosos artículos, se ha centrado en temas de la Antigüedad Romana, Epigrafía, Religión y Red viaria. Entre sus títulos destacan: Inscripciones romanas en la Provincia de Palencia, Valladolid, 1994; Epigrafía romana de unidades militares relacionadas con Petavonium (Rosinos de Vidriales, Zamora). Estudio social, religioso y prosopográfico, Valladolid, 1999; Religión y Sociedad de época romana en la Meseta Septentrional, Valladolid, 2000 (en colaboración con el Prof. Solana Sáinz) y Epigrafía de época romana de la Provincia de Salamanca, Valladolid, 2001. Actualmente colabora en un gran Diccionario Enciclopédico de la Península Ibérica en la Antigüedad, dirigido por el Prof. José Manuel Roldán Hervás.
BEATRIZ ANTÓN MARTÍNEZ, Doctora en Filología Clásica por la Universidad de Valladolid, es Profesora Titular de Filología Latina en dicha Universidad. Especializada en Humanismo y Tradición Clásica, ha estudiado sobre todo la fortuna e influencia de Tácito en España en numerosos artículos y en dos monografías (El Tacitismo en el siglo XVII en España. El proceso de «receptio», Valladolid, Universidad, 1992; y Tácito en el siglo XVIII. «Instrucción de príncipes» de Juan Simoni. Edición y estudio preliminar, Valladolid, Universidad, 1999). Asimismo, es autora de diversos trabajos sobre emblemática (la mayor parte se ocupan de los Emblemata centum regio politica de J. de Solórzano) y sobre renombrados humanistas europeos (Justo Lipsio) y españoles (F. Furió Ceriol o Juan de Mariana). En cuanto a su faceta de traductora, ha publicado los Opuscula de Tácito (Vida de Julio Agrícola. Germania. Diálogo de los oradores. Edición, traducción, notas e índices, Madrid, Akal, 1999), y en la actualidad prepara la versión de los Anales para la misma editorial.
PRESENTACIÓN |
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Como no sea de las reinas de las lenguas griega y latina Ya hace algunos siglos, Miguel de Cervantes hacía decir a su personaje Alonso Quijano, en el capítulo LXII de la Segunda Parte de su Libro por excelencia, bajo el autodisfraz ideal, a la vez quimérico y muy prudente, de Don Quijote, que no creían grandemente, ni autor ni criatura, en la traducción: «… como no sea de las reinas lenguas griega y latina». Y eso que todo el libro juega al juego de la pseudotraducción del arábigo. No nos olvidemos de Don Cide Hamete. Pero, centrémonos, si así bien pareciera, en la lengua latina. Vale, según rubricarían los clásicos más latinos. Cervantes no ignoraba, ni podía obviar, por mucho que su argumento resultara contradictorio y lo tornara poco riguroso, debido a ello, la realidad de que la lengua latina llevaba muchas centurias siendo traducida y albergando traducciones, desde lenguas muy diversas, con gran provecho del saber, y beneficio generalizado de los pueblos cultos y temerosos de Dios, que apostillaría San Jerónimo, el políglota. Y la práctica no se agota con Cervantes y sus tiempos. La prolongadísima Edad de Oro de la lengua del Lazio aún iba a brillar en todo su esplendor, nunca apagado del todo, algunos siglos más; así como aún habría de ser imprescindible dar a conocer -traducir- su patrimonio a las otras lenguas hermanas, hijas o amigas en muchos años venideros. Por otra parte, ya que este argumento disfruta de muchas extensiones que no nos será, ni de lejos, posible comentar en estas escuetas líneas, ¿puede concebirse la cultura romance, germánica o eslava, por citar los puestos más a la vanguardia del contacto, sin la aportación, digamos, de la literatura latina europea medieval o renacentista, o, lo que es lo mismo, sin San Isidoro o sin Santo Tomás Moro, es decir, sin etimologías o utopías? Y, en otro terreno, puede la Civilización Occidental -otra vanguardia, avanzadilla de muchas retaguardias- prescindir de la ciencia y del saber encriptado en la lengua de los pretendientes de la sabinas, ya sea Historia Antigua (Numismática), Filosofía, o Física. No parece. ¡Gracias Traducción, por todos tus favores y beneficios! Y no atiendas a los que te observan con ánimo desanimado. Ni aunque fueran bautizados, un día, con el nombre de pila de Miguel. Y gracias, y mil gracias sean dadas, a la erudita traductora, Beatriz Antón, y al entregado estudioso, Liborio Hernández, habitantes de «la Magna Casa pinciana que construyó para sí la Sabiduría», por su esfuerzo de colaboración, por su amor a transmitir el saber recóndito, por su bella entrega interdisciplinar, por este cuarto volumen, tan original, del que tanto se puede aprender, de los Monográficos de la Revista Hermeneus, colección que ya va adquiriendo esa solera que es patrimonio y privilegio exclusivo del tiempo. Yo, como su director, y cabeza de todo un equipo admirable, doy fe de ello. JUAN MIGUEL ZARANDONA |
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PRÓLOGO |
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La Dissertatio de José María Suárez sobre las medallas y monedas antiguas presenta un interés no sólo para el investigador de Numismática e Historia Antigua, sino también para el traductor y estudioso de las lenguas clásicas. Es nuestra intención presentar este estudio preliminar y esta traducción de una obra del siglo XVII para darlo a conocer y, además, poder disponer de una documentación hasta ahora poco o nada conocida. Los materiales han sido clasificados y estructurados por estar muchos de ellos analizados de forma dispersa. Ello nos ha servido de punto de partida para hacer algunos planteamientos sobre de la moneda griega y romana principalmente. Nuestro objetivo es doble, por una parte, clasificar los materiales referenciados y, por otra, dar a conocer una serie de herramientas, vía de conocimiento, de la moneda de época antigua. La información contenida en el texto evidencia que los pueblos del mundo antiguo desarrollaron un arte muy particular a través del cual podemos explicar no sólo su estructura político-social, sino también su desarrollo económico y comercial, puesto que la moneda jugó un papel importante al depender de la existencia de suficiente metal noble para la acuñación, obligando a llevar a cabo una política de expansión militar y una exhaustiva explotación de las reservas de metales que pudieran disponer. En esta monografía se rinde culto a los dioses de la comunidad pues están representados con sus propios atributos, pero también a aquellos elementos que permiten identificar los diferentes tipos empleados, que toman un emblema representativo, al igual que a los soberanos, emperadores, héroes u hombres ilustres, que nos enseñan tradiciones legendarias de los diferentes pueblos y ciudades. |
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