Disbabelia (Número 16 – Año 2010)

ISBN: 84-8448-405-9 – Nº 16/2010
EDITA: Secretariado de Publicaciones e Intercambio Editorial

Historia del campo florido (Blómstrvalla saga)

Prólogo de Else Mundal

Introducción, notas y traducción del islandés antiguo
de Mariano González Campo

 

 

PRESENTACIÓN
 
 
Hace ahora unos diez años, es decir en 2000, con el nuevo milenio, nació la colección Disbabelia de traducciones ignotas, con la aportación del traductor y profesor entonces de la Universidad de Salamanca Jesús Rodríguez Velasco, quien nos donó algo tan personal como su traducción, Daurel y Betón. Cantar de gesta occitano del siglo XIII, para hacer posible el arranque de la misma, amable quijotada que hoy ha crecido, ha madurado y se ha aproximado, con pie firme, a lo que podría ser ya muy pronto la expresión más venturosa y potenciada de sus posibilidades, con este ya décimo-sexto volumen publicado, otra generosa aportación, esta vez de Mariano González Campo, investigador de la universidad noruega de Bergen: la traducción Historia del campo florido (Blómstrvalla saga), igualmente asociada al remoto siglo XIII, pero procedente de territorios y pueblos mucho más al norte y fríos, aunque cálidos de corazón.

Cada cosa a su tiempo, como reclamábamos y confiábamos en aquel primer año de la historia de Disbabelia, en la introducción de aquel primer número, titulada: De lenguas, literaturas y traducciones, o de lo «ilimitado de lo ignoto». Conviene recordar un pasaje de aquel escrito, el siguiente: “Las muchas esperanzas que hemos depositado, con toda ilusión, en nuestra colección Disbabelia se resumen en dar a conocer y acostumbrar a lo ignoto en español, promocionar lenguas, literaturas y culturas poco conocidas -o totalmente desconocidas- en nuestro ámbito cotidiano; en abrir ventanas o, si fuera necesario, boquetes agresivos en las paredes individuales o muros públicos de la incomunicación, y arriesgarnos a lo desconocido y diferente”. No cabe duda de que este objetivo es infinito, una historia interminable, pero también compuesto de muchas etapas sucesivas e independientes, victorias parciales, si se quiere, pero victorias rotundas a fin de cuentas. El trabajo no se ha de dar por concluido, pero tampoco se ha quedado sin hacer ni es fruto perdido en los campos de lo desatendido, como el presente volumen, repetimos, decimosexto repetimos, atestigua sin contestación posible.

En esta ocasión, Disbabelia, la Facultad de Traducción e Interpretación de Soria y la Universidad de Valladolid se honran en aceptar entre los suyos a la primera traducción en castellano de la llamada Blómstrvalla saga, hasta ahora inédita en las lenguas de la península ibérica, y representante brillante del atractivo género medieval de la literatura escandinava de las también llamadas “sagas de caballerías” o riddarasögur. No puede más que tildarse de lastimosa la realidad de la falta de interés hasta la fecha, o de posibilidades de tenerlo, en unos escritos caballerescos por parte de la nación de la “novela de caballerías” y de los “caballeros andantes”, hasta convertirla en género nacional a aquélla y a ejemplo de costumbres e ideales a estos. A la traducción no siempre le es posible llegar a tiempo, aunque antes o después lo hace, como queda demostrado en esta ocasión tan oportuna, o lo terminará haciendo.

Y como responsable de tan feliz ocurrencia y enriquecedora circunstancia, no nos cabe más que agradecer, de parte de todos los implicados en el sueño Disbabelia, a Mariano González Campo, su entrega, su talento, su ilusión, su buen hacer, su sabiduría; en pocas palabras: que sea un traductor y que nos haya hecho partícipes del regalo de su traducción escandinava medieval, que ya no nos será tan ignota a partir de ahora.

Juan Miguel Zarandona
Universidad de Valladolid

 
 
 

 

 

PRÓLOGO
 
 
La Historia de Campo Florido (Blómstrvalla saga) se considera parte de un género literario nórdico al que se denomina habitualmente “sagas de caballerías originales”, es decir, un tipo de textos compuestos en Islandia que no son traducciones de otras obras. Estas sagas hunden sus raíces en dos géneros literarios más antiguos: uno de los géneros es el de las “sagas de caballerías traducidas”, que son principalmente traducciones al nórdico antiguo de textos como los lais franceses, aunque en algunas ocasiones las traducciones nórdicas se basan también en textos alemanes. Las sagas más antiguas de este tipo, denominadas en un sentido propio riddarasögur o “sagas de caballeros”, fueron traducidas en el entorno de la corte del rey Hákon Hákonarson (1217-1263). La traducción más antigua que conocemos es la de la Saga de Tristán e Isolda (Tristrams saga ok Ísöndar), cuyo prólogo afirma que fue traducida por un tal “hermano Robert” a instancias del rey Hákon Hákonarson en 1226. Las sagas de caballerías se convirtieron de inmediato en un tipo de literatura muy popular y se extendieron rápidamente hacia Islandia.

El otro género que proporcionó sus materiales y modelos a las originales sagas de caballerías islandesas fue el de las fornaldarsögur o “sagas de los tiempos antiguos”. Las sagas más antiguas de este género se basan en tradiciones orales y dan cuenta de héroes que vivieron en Escandinavia, o en el Norte de Europa, en un pasado remoto. Hay motivos para creer que el tipo de tradiciones que se halla en las sagas de los tiempos antiguos existió en todo el ámbito lingüístico nórdico, aunque sólo en Islandia se convirtió en un género escrito. No sabemos con certeza cuándo se escribieron las primeras sagas de los tiempos antiguos, pero la mayoría de especialistas considera que tuvo seguramente lugar a mediados del siglo XIV. Es posible que las denominadas “sagas de caballerías traducidas” fueran la fuente de inspiración para la composición de las sagas de los tiempos antiguos. Ambos géneros tienen mucho en común; a diferencia de los demás tipos de sagas, las sagas de los tiempos antiguos comparten con las sagas de caballerías traducidas una narrativa nada realista. Son habituales los elementos fantásticos y los límites con el mundo mítico y sobrenatural suelen quedar bastante desdibujados.

Las sagas de los tiempos antiguos pueden dividirse, grosso modo, en tres grupos: El primero consiste en aquellas sagas que comparten temas con la poesía heroica de la Edda Mayor. Otro grupo de sagas de los tiempos antiguos puede definirse como “sagas de vikingos”. El tema aquí gira en torno a diversas incursiones vikingas y combates contra peligrosos adversarios. Un tercer grupo suele denominarse “sagas de aventuras”; contiene numerosos motivos folclóricos y el héroe se mueve allí entre trols y criaturas sobre naturales. Las sagas de este tercer grupo poseen un tono desenfadado y concluyen con un final feliz. Las sagas del primer y segundo grupo suelen ser más antiguas que las del tercer grupo, que se desarrollaron con especial profusión durante la Edad Media tardía y parte de la época posterior a la Reforma.

Las sagas de caballerías originales poseen un fuerte vínculo con las sagas de los tiempos antiguos del tercer grupo, es decir, las “sagas de aventuras”. Estas modalidades de fornaldarsögur y de sagas de caballerías islandesas originales han sido agrupadas por parte de algunos investigadores en la denominación común de “romances islandeses”. Pero mientras que las sagas adscritas al género de las fornaldarsögur suelen desarrollar su trama en el ámbito nórdico (lo cual no impide que sus héroes viajen en ocasiones más al sur), las sagas de caballerías islandesas originales desarrollan su acción en exóticos entornos meridionales u orientales. En las sagas de los tiempos antiguos los personajes suelen tener nombres nórdicos; en las sagas de caballerías islandesas originales los nombres suelen tomarse prestados de las sagas de caballerías traducidas o de otras literaturas extranjeras, contribuyendo así a dar un tono exótico al relato.

Del mismo modo, las sagas de los tiempos antiguos reflejan un trasfondo cultural más nórdico que las sagas de caballerías islandesas, las cuales ofrecen un exótico entorno caballeresco. Sin embargo, las diferencias entre las sagas de los tiempos antiguos más recientes y las sagas de caballerías islandesas no son nítidas con frecuencia, pues unas toman de otras diversos motivos y secuencias narrativas.

Las sagas de caballerías islandesas originales, a las que la Blómstrvalla saga pertenece, constituyen un “género mixto” que surgió en Islandia en la Edad Media tardía a caballo entre las sagas de caballerías traducidas y las autóctonas sagas de los tiempos antiguos. Estas sagas fueron muy populares en Islandia tanto en la Edad Media tardía como en tiempos mucho más recientes, tal y como puede comprobarse a partir de la cantidad de manuscritos existentes.

Este producto mixto no ha gozado de mucha estima por parte de varios especialistas en literatura medieval y, de hecho, muchas de estas sagas (entre ellas la Blómstrvalla saga) han sido poco conocidas en tiempos posteriores. La mezcla entre los romances caballerescos europeos y las sagas de los tiempos antiguos nórdicas puede parecer un extraño bastardo literario en el que no se dibuja un entorno puramente caballeresco sino más bien un mundo de fantasía donde gigantes y trols acampan a sus anchas tanto como los propios caballeros. Sin embargo, los autores de las sagas de caballerías islandesas jamás tuvieron como objetivo ofrecer una imagen correcta de un entorno caballeresco que, por lo demás, les resultaba bastante ajeno. Su objetivo era escribir literatura de entretenimiento. En estas sagas hallamos un desbordante júbilo narrativo y una fantasía que trasciende todas las fronteras. Los autores transportan al público a un mundo de aventuras donde todo es posible y en el que todo suele acabar bien.

Las sagas de caballerías islandesas son producto de una serie de autores que tomaron sus motivos y modelos a partir de sagas más antiguas y también, evidentemente, de la tradición oral usando, por ejemplo, conocidos motivos folclóricos. Se trata por tanto de una literatura harto estereotipada. Sus autores son hasta cierto punto creativos, aunque las obras que crean se basan en motivos y modelos ya conocidos. No obstante, las sagas de caballerías islandesas resultan muy interesantes si se las considera desde el punto de vista de la cuestión del desarrollo de la literatura de ficción en Escandinavia. En estas sagas se encuentran ejemplos muy claros de autores que manifiestan cierta conciencia de estar escribiendo ficción.

La relación con la verdad histórica no es un tema que preocupe especialmente a las sagas de caballerías islandesas. Sin embargo, en algunas ocasiones como en la propia Blómstrvalla saga, vemos que en el prólogo o introducción a una saga el autor relaciona ésta con algún contexto histórico. El rey noruego Hákon Hákonarson es especialmente conocido por haber fomentado la traducción de diversos textos de la literatura europea medieval a la antigua lengua nórdica y algunos de los monarcas que le sucedieron, en especial su nieto Hákon Magnússon (rey desde 1229 hasta 1319), fueron también conocidos por sus intereses literarios. Aparte de la Saga de Tristán e Isolda hay otras cuatro obras traducidas pertenecientes a la época del rey Hákon Hákonarson donde se menciona explícitamente que el rey tomó la iniciativa de su traducción. Posteriormente se convertiría en un habitual topos literario relacionar ciertas obras traducidas u originales con algunos miembros de la casa real noruega. La Blómstrvalla saga se inserta en esta tradición cuando dice en su prefacio que la saga fue leída en alemán durante el banquete de la boda entre la princesa Cristina, hija del rey Hákon Hákonarson, y el infante español con el que se casó y que posteriomente fue llevada desde España al rey Hákon en Noruega.

El viaje de la princesa Cristina y la recepción de su comitiva en España son narrados con todo detalle en la Hákonar saga Hákonarsonar (Saga del rey Hákon Hákonarson), escrita por el islandés Sturla Þórđarson a mediados de la década de 1260. Se trata seguramente de la fuente principal que utilizó el autor de la Blómstrvalla saga en lo referente a estos eventos, aunque no parece seguirla muy de cerca dado que, entre otras cosas, los nombres de las partes implicadas sufre un considerable cambio en la Blómstrvalla saga. El monarca español que se dirigió al rey Hákon Hákonarson con el fin de solicitar la mano de su hija para uno de sus hermanos fue Alfonso X el Sabio. La princesa noruega podía, por decisión propia, escoger al hermano del monarca que más le gustara. Cristina escogió a Felipe, quien estaba destinado a convertirse en obispo. La boda tuvo lugar en Valladolid en el año 1258 y Cristina murió sin descendencia en 1262.

El relato sobre la hija de un monarca noruego que fue enviada a la remota España y que pudo decidir por sí misma con cuál de los hermanos del rey se casaría, fue una romántica historia que se recordó durante mucho tiempo en el Norte y se ajustaba bien al contenido exótico de las sagas de caballerías islandesas. El origen de la propia Blómstrvalla saga reclama en el prefacio concede autoridad al relato, y el marco histórico y romántico ahí ofrecido contribuyó con toda seguridad a que la saga se hiciera bastante popular.

Esperamos que la presente traducción española de la Blómstrvalla saga contribuya a incrementar el interés por los contactos entre España y el remoto Norte durante la Edad Media. Aunque no se puede confiar en el prefacio de la Blómstrvalla saga cuando afirma que ésta fue traída a Noruega desde España, la imagen que refleja de los contactos e intercambios ya existentes a lo largo y ancho del continente europeo es, sin embargo, correcta.

Else Mundal
Centro de Estudios Medievales
Universidad de Bergen

 
 
 
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